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Paseando por una extraña playa, se encuentran por la orilla Mark Zuckerberg, Larry Page y Sergey Brin, es un paraje inhóspito aunque ya conocido porque tiempo ha lo describió Maurice Joly. El infierno (*).


Los tres fundadores del mundo, al menos del mundo que ocupa la Tierra en este milisegundo astronómico en el que vivimos , no ven nada extraño en el encuentro, aunque de la misma manera que Montesquieu y Maquiavelo se percataron de que esta morada no es el paraíso, ellos son conscientes que se han ganado ser habitantes de este lugar, pero siguen paseando sin alarmarse, esta vez juntos.

No tardan en entrar a filosofar y a buscar las razones de sus errores cuando Brin, de forma educada le dice a Mark:


SB: - Querido amigo, en Facebook todo iba bien, pero cometiste el error de montar una capa demasiado humanizada sobre tu Big Data, y eso se llama partidismo y censura.

El fundador de Facebook, sin contestar, siguie caminando cabizbajo sin inmutarse.

Se hace un silencio, y para romperlo, Larry Page insiste, pero comienza a justificar a Mark.


LP: - Mark, no te lo tomes a mal, pero creo que querer controlar la opinión de miles de millones de personas es algo arriesgado. Tu tenías que controlar el rebaño, la cerca, que no faltara el pasto, tu podías alentar las relaciones, era la oportunidad de cumplir con el paradigma de la objetividad: quedarte al margen y mostrar las cosas tal y como son. Pero, querido amigo, te pudo la ambición del dinero primero y la del poder después.


Serguey, sigue el discurso de su socio y no deja que Mark se defienda o explique.

SB: - "Zuck"... Y cometiste un gravísimo error, le diste la espalda al cuarto poder, miles de medios de comunicación de todo el mundo vieron en ti a un aliado y construyeron tu diálogo con las personas, porque los contenidos de Facebook no eran tuyos, era un mundo colaborativo reflejo de la sociedad y tú un buen día cambiaste tu posición.


LP: - Sí, la cambiaste y en una clara actitud comercial, le dijiste al mundo que Facebook era para las personas y debía estar hecho por las personas y de un plumazo te cargaste, o casi, la presencia de los Medios en tu muro, la presencia de tantas cabeceras, muchas nacidas a tu amparo y respaldadas por tus usuarios con millones de "Likes". ¿Esos "likes" ya no valen? Has acabado tú mismo con la propia filosofía del sitio que creaste y no es la primera vez, lo hiciste hace años cuando te percataste que el permitir aplicaciones de terceros dentro de Facebook no era tan buena idea y lo hiciste cuando mucha gente vivía de esas aplicaciones. Te las cargaste de un plumazo sin pensar en las consecuencias...


SB: - Mark, estamos seguros de que las millones de criticas que te están llegando las tenías muy valoradas, sabías lo que iba a ocurrir. Los Medios que tanto te dieron no pueden permitirse caer en audiencias y sencillamente lo que has logrado ha sido que se rasquen el bolsillo y paguen su presencia. Lo del "people first" es una patraña.


LP: - ¡Ay! Qué osado has sido, ahora las consecuencias son impredecibles para ti, la Prensa te va a fustigar hasta que no les quede fusta y además está lo de Cambridge Analytica y, con dos cojones, ¡¡¡has reconocido la culpa!!! No se puede ser tan Naïf. Mira Cristina Cifuentes.... ¡Negarlo hasta el final, hombre! eso es lo que hay que hacer.


Mark Zuckerberg ante las acusaciones de sus compañeros de paseo, no acababa de lanzarse a hablar, pero fue ante un titubeo de Brin cuando el joven estalló.


MZ: - ¿Qué hay de lícito en vuestro buscador? Al fin y al cabo hacéis lo mismo. posicionar términos alienta que un algoritmo creado para vuestros fines comerciales se camufle, y lo lleva haciendo más de dos décadas, jugando con el ingenio de los SEO para batirse en combate unos contra otros, hallando caminos distintos para estar los primeros. Vuestro buscador no es un sistema democrático en ningún caso. Es un galimatías tan complejo que para poder optimizar tu presencia tienes que inventar tantas argucias que se desvirtúa el sentido real que debería tener: el ser. Pero con los años ha primado más "el estar". No tenéis ninguna fuerza moral para criticar mi sistema, ni tenéis argumentos para hacer creer a nadie que vuestro buscador no es un monopolio, cualquier buscador lo es. Plantáis los primeros resultados, los pagados por encima de los demás y con la mera excusa de imprimir la palabra "anuncios" restáis presencia a todo lo demás, porque el orden es jerárquico, y no hay otra forma de estructurarlo. Tan hipócrita es el sistema como falto de espíritu. Facebook al menos presenta las historias en un escaparate aleatorio, que viraliza con el compartir...


Se hizo un largo silencio y los tres paseantes vieron a lo lejos dos figuras en el horizonte, dejaron a un lado sus diferencias y empezaron a pensar quiénes podían estar también en este averno. Serguey apostó por que quienes venían a su encuentro eran Reid Hoffman, fundador de Linkedin y Jeff Bezos, factótum de Amazon. Y Larry Page sentenció:


LP: - Sí, creo que pueden ser ellos, como podría ser Jack Ma, fundador de Alibaba, no olvidemos que su red de ventas tiene el nombre de un buen chico al que acompañaban 40 ladrones. Al fin y al cabo si estamos aquí es porque algo no hemos hecho bien. Ellos también son parte de la fundación del mundo como se conoce ahora y para nada han intentado democratizar sus herramientas, son parte de la encarnizada competencia que ya está instalada entre nosotros. El monopolio del empleo lo tiene Hoffman y las ventas por la red lo tiene Jeff y nosotros les hacemos el juego...


MZ: - El uso de los buscadores es tan amoral como la filtración de datos, los buscadores sitúan por términos noticias que no lo son y engañan al público haciéndoles creer que aquello que encuentran son noticias veraces, cotejadas y desprendidas de sesgos, olores y colores.


Y en esto iba Mark atizando contra los sistemas de Google y su monopolizante destreza para seguir siendo el rey cuando vieron dibujadas las caras de quiene llegaban a su encuentro. Eran el mismísimo barón de Montesquieu y el "mal juzgado" Maquiavelo.


Al verlos Se dieron cuenta de que su presencia aquí iba a ser duradera, tal vez hasta el fin de los tiempos conocidos... Comenzaron a hablar los cinco y a excusar los unos a los otros el porqué de su presencia en el escenario de Dante. Los tres más jóvenes no entendían que el prócer de la separación de poderes estuviera confinado en esta playa oscura, ¿Era su pecado el haber dicho que el hombre es malo por naturaleza? ¿Y don Nicolás? Tan solo hizo que advertir a los príncipes que el modo de pervivir en su tiranía era acabar con su contrario, con la familia de éste y con todo lo que oliera al sentenciado, pero se lavó las manos diciendo que esto quedaba bien lejos de lo moral, que es lo recomendado, pero...


Los filósofos centenarios quisieron pronto entender cuáles eran las razones de la presencia de los tres jóvenes en la última playa. Cada uno explicó lo que había hecho, construido y liderado. Lo explicaron de manera objetiva, sacaron a relucir el poder y la gloria, el dinero, la riqueza que manejaban y lo que con ella podían hacer, el uso de las masas, las dificultades que planteaban a los que podían contar noticias, su desdén a la hora de saber si el contenido de lo que diseminaban por sus redes era cierto o no...


Fueron varias horas narrando el mundo como es ahora. Hasta que volvió a hacerse un largo silencio entre los cinco hombres que ahora permanecían sentados alrededor de una hoguera de las muchas que llenaban de humo la playa y combinadas con nubes negras y aterradoras servían de capilla a estas pobres almas.


Tras el silencio, el barón francés se quejó del mundo, lo denostó se sintió mal porque ni de lejos pensó que aquello pudiera ocurrir... "Ya sé que yo insistí en que todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciará a la opresión si pudiera ejercerla, pero no creí que la humanidad siguiera así siglos después". Incluso con alguna lágrima de rabia hizo temblar con sus reproches a los tres recién llegados.


Maquiavelo, en su sentido práctico de las circunstancias, en su tangencial consultoría de la vida, libre de ataduras morales, quiso quitarle peso a todo ellos y sentenció con la sorna que nadie se imagina que usó cuando escribió El Príncipe: ¿Entonces, lo que facebook te da Google te lo quita? ¿O es al revés?


Los cinco se miraron y se echaron a reír.



(*) Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, Autor: Maurice Joly



 
 
 

Si comparamos el volumen de negocio que se paga con el móvil en China con el que se apoquina en Europa o en EE.UU las cifras marean, pero marean las cifras de China, las otras dan risa por ruinosas. Tampoco son tontería las cantidades que se empiezan a mover desde los smartphones en los países de todo el tercer Mundo, desde los países con economías emergentes y lugares con poca tradición bancaria.


Si a este fenómeno añadimos que los grandes del hardware y software móvil, Samsung, Apple y Android no han encontrado la vía para que sus millones de usuarios metan sus tarjetas de crédito en sus aparatitos, pienso que no es por una falta de confianza al aparatito en sí, sino por una razón psicológica que nos impide ver el dinero como algo digital.


EEUU y Europa crearon el dinero como lo conocemos ahora, con sus infalsificables tejidos, tintas y texturas, con su olor impregnado de mil manos, con esa pátina de riqueza que contiene el billete, con ese halo invisible que entristece a quien lo suelta de su mano y regocija a quien lo recibe en la suya. Esa tradición es la que está lastrando los vientos del cambio en Occidente y no tanto en oriente. Las formas de pago en los países ricos están demasiado establecidas en el inconsciente de la sociedad, en su ADN.


Volviendo al ejemplo chino, donde hace muy pocos años todo era controlado por el Estado, donde el pueblo se regía por una sola línea de normas y era imposible salirse -llegada la pseudo libertad, las fragancias de capitalismo y la popularidad del dinero- para los paisanos de por allí este despertar consumista ya coincidía en sus vidas con la imparable ola de tecnología que nos invade. He aquí la razón de que es más habitual verse chino en el espejo con un móvil en la mano que con un billete en el bolsillo.


Los Alibabá de turno, los Tencent que todo lo controlan (540 millones de usuarios la primera y 800 la segunda) son empresas digitales, la cara del tendero está en la pantalla del móvil y la campanita de la caja registradora suena por el altavoz. Ellos no piensan en el dinero como los billetes que tanto reconfortan en su cartera al jubilado europeo, lo ven como un numerito que pasa por la red de las manos del consumidor a las arcas de su emporio.


Visto esto, hay algunas cifras que apoyan esta descripción reflexiva. En China se han movido a través del móvil en 2017 nada menos que 100 veces más que en el mercado estadounidense. En la “Trump´s farm” se intercambiaron 150.000 millones de dólares, multipliquen ustedes por 100 y obtienen el ¡bingo! chino. Ahí es "ná".


Apple, Android y Samsung, conquistaron nuestro bolsillo con sus aparatitos, han conseguido que cada persona sea un terminal, pero en cambio (¡Y no será por el bombardeo diario que nos ataca!) no han conseguido entrar en nuestras carteras. Tan solo el 6% de los usuarios de iphone usan el Apple Pay, peor aún le va peor a Android, un 2% de los teléfonos con ese sistema operativo se ha inclinado a usarlo en los USA. Samsung da una cifra algo mayor, un 14%, aunque a la gran mayoría les preocupa la seguridad.


En el Viejo continente y su Dorado, EE.UU, los cambios vendrán por otros caminos, las tan ansiadas modas que, una vez instaladas entre los mortales, todos los grandes de la industria se quieren colgar la medalla de haber sido ellos sus creadores, pero que en realidad obedecen a coincidencias, azares y otras combinaciones que ni el más algoritmo de los algoritmos es capaz de predecir.


Lo que está claro es que la partida que se está jugando es muy potente, hay muchísimo dinero en el tapete y nadie tiene certeza de quién va a ganar si el Goliath de la banca o el David creativo y cercano a los usuarios refugiado en un garaje de startup. Y puestos a divagar por qué no puede ser el martillo del clavo una empresa española, porque haberlas haylas en concreto una en Valladolid de la que pronto podremos contar las cosas que sueñan y cómo las hacen.




Con las redes sociales pasó algo parecido a lo que seguro pasa con los pagos desde el teléfono móvil. Las redes sociales se pusieron de moda y todo el mundo se lanzó a crear la suya, muchos millones de euros en intentar convencer a los usuarios para que escogieran una u otra... Apuestas de todo tipo y condición desde el mundo imaginado de los avatares a "redes nicho" que se empeñaban en hacerlo mejor que las que lo hacían bien ¿Conclusión? Pues como en la película Los Inmortales: "Sólo puede quedar uno" o al menos un@ de cada especie.


A toro pasado es fácil saber cuáles se llevaron el gato al agua, Facebook fue la campeona, Twitter no se resiste a desaparecer, Whatsapp, que nació con otros propósitos, se ha ido formando en red social, Instagram ha sabido pulir su nicho viral con las imágenes y transformarlo en otro lenguaje universal, y el mundo de las relaciones ha encontrado su discreción en entornos "menos escaparatistas" que las redes abiertas y más "esto me lo guardo en mi diario" para enseñárselo a los amig@s o para regocijarme sol@ en casa.


Extrapolar el fenómeno de las redes sociales al mundo del pago por el móvil puede parecer una estupidez y en gran medida lo es por distante y distinto, lo único que viene al caso es el fenómeno de "todos contra todos" y el resultado de "sólo puede quedar uno". Y al caso también viene que las redes sociales quieren copar el pago desde el móvil, al menos que lo están intentando es un hecho, pero el medio plazo juzgará y hará bueno aquello de zapatero a tus zapatos.


Ahora vivimos el momento más creativo, más especulativo, donde los bancos no quieren perder algo que consideran suyo, donde el dinero de plástico grita que no, que ése es territorio de las tarjetas; y las tecnológicas aunque quieren y seguro que pueden son demasiado tímidas porque temen equivocarse en un mundo que a todos los mortales nos parece coto de los grandes gurús de la economía.


Al final decidirá el de siempre, ese demiurgo que es la sociedad en sí, la impulsora de las modas, el juez y el fiscal de las tendencias. Eso no quita que quienes sean los más osados y busquen en los comportamientos sencillos su razón de ser ganarán la batalla. Una batalla que vista nuestra experiencia con las redes sociales, la vencerá quien no busque desde el inicio su core, porque es mejor ser ágil y porque nadie sabe cuál es el core a día de hoy. Saldrá victorioso quien no busque desde el principio sus grandes beneficios, sino la sencillez de uso, su utilidad, su labor social y ese intangible que podemos llamar el alma de las aplicaciones, un cóctel entre el vicio de usarlas y la paz que da creer que sabes hacerlo.



La más amigable de las plataformas de pago será aquella que congenia bien con jóvenes y ancianos, con comercios y "paganos", con el ocio y el negocio, seguro que es rápida y honrada, blindada hasta las trancas y capaz de colgar el cartel de "gratis" bien grande. buscará sus réditos en las grandes masas y no en el "machetazo" impío de los bancarios. Confluirán en ella todas esas cosas que a día de hoy ninguna de las plataformas conocida ha sido capaz de conjugar a la vez y no porque no lo hayan intentado sino por no mirar usando un prisma diferente.


En Linkedin se ha creado un grupo para hablar del pago con los móviles, para intentar seguir día a día las tendencias de lo que se hace en España y en el mundo, todo apunta a que se van a hacer muchos experimentos, se van a cerrar muchas ventanillas y se van a tirar muchos millones, pero al final una será la que consiga entendernos a casi todos. Lo que está claro, que la de pagar con el móvil y sus sucedáneos es una tendencia que no tiene marcha atrás.

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